La vida sin Internet - ¿es posible?

La vida sin Internet - ¿es posible?

20 Marzo 2024
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Según una investigación de Park Associates (2022), el 7 % de los propietarios estadounidenses de internet doméstico afirman que no pueden vivir desconectados de la red. Al respecto, Elizabeth Parks, CEO de la mencionada compañía, explicó lo siguiente: “los consumidores tienen cada vez más expectativas sobre (las mejoras aportadas por) la tecnología en su cotidianidad”.

Ciertamente, actualmente en la mayoría de países industrializados resulta inverosímil la idea de una existencia libre de notificaciones y alertas provenientes de plataformas digitales. Dicha percepción abarca, además del hogar, espacios informativos, entornos laborales y formas de entretenimiento como el portal de SpinCity, por ejemplo. Ante semejante omnipresencia del internet, cabe la pregunta ¿es posible una vida sin internet hoy en día?

En los siguientes párrafos se profundiza este tema.

El mundo antes del siglo XXI

Para las personas nacidas en el nuevo milenio es difícil de imaginar una vida sin internet, más, en realidad, ese mundo siempre ha existido. Para empezar, incluso en la actualidad hay regiones de países poco desarrollados en donde sus habitantes no dependen de una conexión para vivir decentemente. Esto es particularmente frecuente en zonas rurales con predominancia de actividades agrícolas realizadas manualmente (en Vietnam, por ejemplo).

En el caso de los países desarrollados, una vida sin internet sería una especie de regreso en el tiempo a la década de 1990. Es decir, hasta la época de la comercialización de las primeras computadoras para el hogar gracias a los avances de corporaciones como Microsoft o Apple, entre otras. Aunque a algunos millennials les parezca increíble, rara vez esos ordenadores “ancestrales” se encontraban conectados a la World wide web.

Usos más comunes de las computadoras antes de la masificación del internet

Durante los años 90, el concepto de smartphone era un tema de programa televisivo futurista, más cercano a la ciencia ficción que a la realidad. Asimismo, los ordenadores de escritorio eran principalmente utilizados para la lectura y redacción de documentos con fines laborales o académicos. Por otra parte, para divertirse con un videojuego era necesario poseer una consola (Nintendo, PlayStation, Sega…) y casetes o discos compactos.

Los juegos más comunes en las PC eran de interfaz bidimensional —bastante pixelada, por cierto— tales como solitario, Tetris o buscapinas. Afortunadamente, tres décadas después todo ha cambiado, especialmente en las formas de comunicación a través de la red. Igualmente, la internet se ha vuelto partícipe del crecimiento de las ciudades debido a su presencia en el control del suministro eléctrico, irrigación y tráfico vehicular.

El “terrible panorama” de vivir sin internet

A continuación, se describen los aspectos en donde se producirían los contrastes más palmarios:

El uso de mapas impresos

Las personas se verían obligadas a utilizar mapas impresos para ubicarse y llegar a determinadas direcciones. En este sentido, una de las grandes ventajas de aplicaciones como Google Maps es la actualización constante de rutas, edificaciones y establecimientos comerciales. En cambio, los planos de las ciudades suelen quedar desactualizados a los pocos años debido a la construcción (o demolición) de arterias viales y/o edificios.

Hoy día el uso de mapas físicos podría parecer una práctica “prehistórica”, no obstante, hasta la década de 1990 era muy común. Generalmente, los turistas y empleados de correo necesitaban de varias guías o libros simultáneamente para dar con una calle o vivienda en particular. Basta con ver las escenas finales del mítico largometraje El Náufrago (2000), para entender que esa circunstancia no es tan lejana como parece.

El público estaría peor informado

Actualmente, el buscador de Google “salva” a las personas con muchísima frecuencia, pero, ¿y si no estuviese disponible? Para algunas voces conservadoras esto sería un avance, pues las personas se verían obligadas a volver a las bibliotecas. Sin embargo, —más allá de la problemática de las fake news— la masificación de internet ha traído consigo la democratización de la información.

Antes era indispensable comprar un periódico y ver el noticiero en la televisión para mantenerse al corriente del acontecer político, económico, social, cultural, deportivo… Por consiguiente, el criterio del público normalmente quedaba sugestionado a la línea editorial de un medio de comunicación. En contraparte, hoy en día es posible buscar varios puntos de vista en torno a la misma noticia en muy poco tiempo en la red.

Una vida sin internet sería ¿muy aburrida?

Las personas que más sufrirían en caso de vivir 24 horas al día sin internet serían aquellas muy apegadas a su smartphone. Eventualmente, los individuos se verían “obligados” a prestar más atención a los elementos de su ambiente (el pueblo o la ciudad, los peatones, los árboles…) y a sumergirse en libros para distraerse. Del mismo modo, los canales analógicos se volverían predominantes en el entretenimiento y la comunicación en general.

Pros y contras de una vida sin internet

A decir verdad, la capacidad de adaptación del ser humano es prácticamente ilimitada. Entonces, si por algún evento cataclismo al estilo de la película Deja el mundo atrás (2023) ya no hay más internet, igual las personas aprenderían a continuar con sus vidas. En términos amplios, las ventajas y desventajas de ello serían las siguientes:

●        Ventajas

  • Menos uso de dispositivos digitales, por ende, menor dependencia de la tecnología en tareas diarias;
  • Fin de la adicción a los videojuegos;
  • Más socialización presencial (física);
  • Más tiempo en familia;
  • Más lectura.

●        Desventajas

  • Desempleo a corto plazo debido a la eliminación de millones de puestos de trabajo;
  • Realización de tareas manuales (que ya están automatizadas);
  • El fin de los sitios web y de la comunicación digital;
  • Retrasos en la construcción y mantenimiento de infraestructuras (carreteras, edificios, viviendas)...

Foto de Timon Studler en Unsplash